El éxito de ventas que supuso 50 sombras de Grey descubrió un
interés, que parecía que no había existido anteriormente, por parte de
las mujeres en consumir literatura erótica.
Sin entrar a analizar la calidad o no de la obra de James, sí que se
produjo un debate, no solo en España, del interés que había suscitado
una temática, no solo sexual, sino políticamente no convencional como
era el mundo de sado-masoquismo.
Pero, ¿realmente ese interés de la mujer por leer relatos sexuales
era nuevo? ¿Grey y su dinero habían conseguido despertar la líbido
dormida de millones de mujeres en todo el planeta?
Las novelas de Danielle Steel, bajo el manto del amor romántico y con
portadas cargadas de barroquismo, contenían escenas que provocaban los
sofocos de las lectoras. La trilogía de la Bella Durmiente de Anne Rice,
que, por cierto, publicó bajo sinónimo, es una historia de BDSM
depravada escrita en los 80, donde la ficción sobrepasa a mayores los
límites de la práctica sexual presentando violaciones o maltratos.
Si echamos la vista atrás, muchos son los clásicos, desde "Justine"
del Marqués de Sade a "Las Edades de Lulú" de Almudena Grandes pasando
por la historia de "Emmanuel", quizá eclipsada por la versión
cinematográfica.
Cuando apareció la colección de Tusquets "La sonrisa vertical", donde
ser recopilaban obras de autores de todo el mundo y diferentes épocas,
la editorial, en su declaración de intenciones, mencionaba que "el
género erótico no siempre gozaba de la atención que merece", incluso su
precursor, el cineasta Luis G. Berlanga apuntaba que "el escribir sobre
lo biológicamente apetecible es algo inmanente a todos los tiempo, a
todas las geografías, a todos los hombres".
La colección aglutinó autores antológicos como Henry Miller,
Margueritte Durás o George Bataille, Vargas Llosa, con su Elogio a la
Madrastra, o Cela, pero también se impulsaron, mediante premios, títulos
que son un referente como "Llámalo deseo", "La esclava instruida" o "La
educación sentimental de la señorita Sonia".
Muchos son los títulos destacables pero, no hay que olvidar, que la
concesión del Premio se canceló, entre otras razones, por la falta de
calidad de las obras presentadas, pero… la calidad no siempre va de la
mano de la demanda del público.
Actualmente, se aprecia lo que se ha denominado un boom de literatura
de mujeres para mujeres y así, en el panorama actual, las encargadas de
erotizar viajes en transporte público, vacaciones y tardes de mantita y
sofá son nombres como Megan Maxwell, Lora Leigh, Sophie Morgan o
españolas como Noelia Amarillo o Pilar Cabrero con obras que van desde
el romanticismo erótico o el erotismo romántico hasta rozar el porno.
Lo que sí que es cierto, con cifras en la mano, es que en España 19
de cada 100 lectores leen literatura romántica adulta y, de estos, 3 son
hombres y 16 mujeres, cifras que fueron hechas públicas en el IV
Encuentro de Novela Romántica Adulta, celebrado el pasado febrero y es
que, con toda rotundidad, se puede afirmar que leer RA es tendencia y
las editoriales lo saben.
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